No fue buena idea abrir la congeladora.
Pero este dolor me sige matando. Dispepsia, ese es el nombre de mi verdugo.
Cambiando de tema, si alguno de ustedes es amante de lo tétrico, lo escalofriante, ya deben conocer a Mark Powell y sus fieles esculturas dignas de tener un sitio reservado en el infierno.
Pondré solo unas cuantas para no herir la suceptibilidad de nuestros lectores:

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