domingo, 28 de octubre de 2012

River Plate y Boca Juniors empataron 2 -2 en el Superclásico del fútbol argentino



Después de más de un año, la primera división del fútbol argentino volvió a disfrutar del Superclásico entre River Plate y Boca Juniors, en un torneo "Torneo Inicial" 2012 que encontraba a ambos equipos en medio de una crisis deportiva e institucional.

Tras el descenso a la Nacional "B" de River el año pasado, los dos grandes del fútbol albiceleste solo se habían enfrentado en partidos amistosos a inicio de años; por lo que este encuentro significaba el primero por disputa de puntos.

River parecía llevarse una necesitada victoria ante su rival de siempre pero finalmente Boca logró borrarle la sonrisa del rostro y llevarse un empate con sabor a victoria en el Monumental de Nuñez.

Apenas a los 2 minutos, Leonardo Ponzio abrió el marcador para el cuadro millonario de tiro libre junto a una pésima respuesta del arquero xeneize Agustín Orión.

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River siguió dominando el partido durante el primer tiempo pero no pudo aumentar en el marcador; cosa que recién consiguió a los 70 minutos cuando el uruguayo Rodrigo Mora, tras eludir a Orión, anotó el 2-0. Parecía fiesta local completa en el estadio Monumental.

A pesar de jugar mal prácticamente todo el partido, Boca encontró el descuento con un penal convertido por el también uruguayo Santiago Silva a los 75'; los xeneizes encontraban un gol que les devolvía las esperanzas.

Finalmente, cuando los hinchas millonarios se alistaban para festejar el triunfo, Walter Erviti a los 91' se encontró solo frente al arquero Barovero de River y marcó el 2-2 que desató la fiesta y la locura en la hinchada visitante.

Boca, dejando una mala imagen de juego, le quitó la victoria a River y le regaló una igualdad con sabor a victoria a sus hinchas.

River, por su parte, se queda con la sensación de haber jugado mejor pero de no poder haber definido el partido cuando pudo (y debió) hacerlo.

El gesto inmóvil de Almeyda (DT de River), el silencio mayoritario de los fanáticos millonarios, la alegre serenidad de Falcioni (DT de Boca; expulsado en el entre tiempo), el desahogo de los jugadores xeneizes y el delirio de sus hinchas constituyeron la escena del abrupto (e inesperado) final en Núñez.









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